Ángel de la Guarda, ¡ayúdame!

Querido Ángel de la Guarda mío, tú has sido puesto a mi lado por Dios, para que me socorras en toda circunstancia, no sólo en lo espiritual sino también en lo material. Por eso es que quiero pedirte la gracia del equilibrio entre mi cuerpo y mi alma, entre las necesidades materiales y espirituales, porque no soy solamente alma, sino que también tengo un cuerpo y seres queridos a los que proveer lo necesario para vivir.
Y por eso, querido Ángel mío, también te invoco hoy a ti para que me ayudes a conseguir un buen trabajo, estable, con el que pueda mantener a los míos, y servir a Dios en mis familiares y en los pobres y enfermos.

Sé que se puede ser misericordioso sin necesidad de bienes materiales, pero también es reconfortante poder contar con recursos para ayudar a las personas, y mantener un hogar digno. ¿Acaso eso no es lo que Dios quiere? ¡Claro que Dios quiere nuestra prosperidad, no sólo espiritual, sino también material, cuando ello no estorba a la santificación y salvación!
Entonces, Ángel mío, no te extrañe que hoy venga a suplicarte que me ayudes a mantenerme con decoro en lo económico, que también es parte de mi vida. No permitas que caiga bajo la esclavitud del dinero y del querer tener más siendo codicioso, pero te pido, sí, providencia, porque tú has sido colocado a mi lado por el Señor, para que me des todos los auxilios oportunos.

¡Bendito Ángel de la Guarda mío, espero que con tu ayuda completa, también yo un día pueda estar presente entre los benditos habitantes del Cielo!